retratos sonoros
Esta obra consiste en la desunión de la voz y la imagen, dos perspectivas diferentes del retrato. La voz es nuestra dimensión más anónima; un modo de existir y ser que ha sido ninguneado por el dominio de la imagen. Recordamos, casi por instinto, los rostros. Pero las voces quedan olvidadas, su sonido y sus silencios son ignorados. En este proyecto trato de enfatizar en nuestra doble dimensión, representando a mis retratados en sus dos formatos.
Nueve personas se sentaron frente a mí para contarme la experiencia que más huella les había dejado. Las historias demuestran que cualquier individuo encierra una herida que es el origen de su lucha diaria. Adentrarse en lo más íntimo y contarlo no es tarea fácil, supone un trabajo de confianza que, tanto para ellos como para mí, se desarrolló de manera terapéutica e introspectiva. Al escuchar, en silencio, cada historia, fui reconociendo en sus rostros la expresión que mejor reflejaba aquello que contaban. Entonces, disparé.
Por otro lado, una grabadora iba registrando sus voces.
El resultado son nueve retratos de expresiones que encierran el momento exacto de una experiencia traumática, y audios que cuentan historias desconocidas desde el anonimato de la voz.